El pasado mes de junio se cumplieron sesenta años del día que, en una mañana desapacible de tormenta, las tropas aliadas desembarcaron en las playas de Normandía. Este fue el Día D, la tan largamente aplazada invasión de Europa. Una semana después de las celebraciones oficiales visité Normandía con algunos amigos y compañeros. Hoy las mismas playas están plácidas y tranquilas. Paseando por las playas durante un brillante y soleado día de junio era difícil imaginar las terribles escenas de caos y carnicería que se vivieron hace sesenta años, cuando ni siquiera la mitad de los hombres consiguieron salir de la playa de Omaha porque antes fueron derribados por el fuego mortal de las armas alemanas.